viernes, 9 de febrero de 2018

EL METODO SUZUKI.

Origen

La Educación del Talento, el método de enseñanza desarrollado desde 1945 por el Dr. Sinichi Suzuki, se ha convertido en un movimiento internacional que ha contribuido a la evolución de muchas de las teorías sobre la educación infantil.
El Dr. Suzuki nació en Japón en 1898 en una familia de luthiers. No empezó a estudiar violín hasta la edad de 17 años. Completó su formación en Alemania con Karl Klingler. Allí conoció a grandes músicos europeos; la cultura occidental le influyó profundamente.

Lengua materna

El método de enseñanza del Dr. Suzuki se basa en una sola idea, que él llamó de la “Lengua Materna“. Observó que todos los niños aprenden a hablar su propia lengua con gran exactitud, reproduciendo hasta los acentos locales, para lo cual, se necesita una gran capacidad.
Los niños están impregnados por los sonidos de su lengua desde su nacimiento, lo que le hizo intuir que si los niños estuvieran envueltos por los sonidos musicales del mismo modo, desarrollarían una habilidad tan extraordinaria en la música como en la lengua.
Es el concepto de la “Lengua Materna”. La idea del Dr. Suzuki, no es solamente un método de educación, sino también una Filosofía fundada en el respeto al niño como persona y en el concepto de que la habilidad no se hereda sino que se aprende y se desarrolla.

Empezar el aprendizaje a edad precoz.

Los niños pueden empezar mucho antes de lo que estiman adecuado los educadores tradicionales. Este arranque precoz (alrededor de 3 o 4 años) les ayuda a obtener una gran habilidad a una edad en la que, tradicionalmente, no son considerados como capacitados para empezar.
Otra implicación de la idea de “Lengua Materna” es que el ritmo de avance viene dictado por el niño y no por la edad o por otros factores. Un niño empieza a andar cuando está preparado para ello, es imposible hacerle andar antes. Por eso, los comienzos con los más jóvenes son muy lentos; sin embargo se observa un mejor desarrollo a largo plazo.
Si en este terreno el niño es respetado y alentado, pero no forzado, saldrá de ello con una realización personal más equilibrada, además de la habilidad musical que habrá desarrollado.
Los niños que empiezan muy temprano llegan a aprender más profundamente y tocan con más gusto y soltura.
La repetición del repertorio tiene una doble implicación. Por un lado el desarrollo de la memoria en una etapa fundamental del desarrollo de la vivacidad del espíritu y la naturalidad de la expresión. Por otro lado -y en consecuencia- el niño que tiene una memoria entrenada aprende y asimila más rápidamente. De este modo se logra una excelente conexión entre la escucha y la producción de sonido.

Desarrollar la memoria y la concentración.

Una de las ventajas de este método es el desarrollo de la capacidad de retener fácilmente. Desde el principio los niños aprenden a memorizar y a reproducir ritmos y melodías, gracias a la escucha.
Comienzan por retener piezas cortas que gradualmente se alargan, manteniendo todas las piezas anteriores que contribuyen a un entrenamiento constante de la memoria.
El entrenamiento de una buena memoria genera una buena concentración y la interpretación surge de por si. Una mala memoria llena de obstáculos al intérprete.
Este desarrollo de la memoria en los niños repercute hasta en su trabajo escolar, a menudo basado en esta capacidad.

Lenguaje musical: solfeo.

Al principio no se les pide a los niños conocer solfeo para reproducir sus piezas.
La música es un medio sonoro, como la lengua materna. No se espera de un niño que sepa leer antes de enseñarle a hablar.
Así la noción de solfeo propiamente dicha interviene más tarde, cuando el niño tiene ya desarrollada naturalmente su habilidad para escuchar y reproducir los sonidos musicales.
En poco tiempo los niños aprenden a leer y escribir los sonidos que reconocen fácilmente tras sus años de instrumento.

Papel de los padres.

Uno de los padres tiene la obligación de asistir a las clases del niño.
El profesor le enseñará a proseguir en casa la acción emprendida en la clase, por lo que será iniciado antes que el niño en los rudimentos del estudio del instrumento.
La influencia más considerable en el entorno del niño proviene de sus padres, cuya responsabilidad mayor es la de influir seguridad en sus hijos. Si los padres manifiestan su amor y lo centran en los esfuerzos y logros de su hijo, aprender música o cualquier materia constituirá una feliz experiencia.
En la “Educación del Talento” los padres tienen el papel primordial de crear un buen entorno musical; hacer escuchar buena música al niño con discos y llevarle a menudo a conciertos.
Es importante que los padres trabajen en un sentido positivo con el niño: la manera de hablarles, de premiarles, de regañarles, de tocarles.
Se trata de enriquecer el papel educador de los padres a través de la música, para desembocar en una relación padre/hijo más completa y más humana que les ayudará siempre en la vida.

Grupo e individualidad.

Todos los alumnos en el Método Suzuki reciben una clase particular cada semana. El contacto de la clase individual que recibirán de su profesor permitirá asegurar la evolución y el desarrollo de su personalidad.
Por otra parte, las clases de grupo y manifestaciones tales como conciertos, audiciones, etc. le ayudarán a afirmarse en presencia de los demás, aceptándoles al tocar con ellos.
En todo caso los alumnos se benefician cada semana de una clase particular y otra de grupo. Estas dos clases, diferentes por su estilo, constituyen un equilibrio importante permitiendo ayudar mejor al niño y viéndole evolucionar en dos situaciones distintas.
La clase particular atiende a su evolución interior, mientras que la clase de grupo le permite más independencia y compromete su responsabilidad.

Importancia de la escucha y de la repeticion.

En la “Educación del Talento” se hace hincapié en la repetición. Los niños escuchan una y otra vez las grabaciones y tocan sus piezas muchas veces.
La experiencia nos demuestra que entre dos niños que estudian lo mismo, el que más oye y escucha en casa, termina por obtener una mayor facilidad de aprendizaje y más musicalidad.
El número de repeticiones que un niño necesita durante el aprendizaje es desconocido y variable de un niño a otro. No contamos nunca cuantas veces decimos mamá antes de que el niño conozca al fin esta palabra. Estamos dispuestos a repetirla tantas veces como sea necesario. Incluso cuando el niño esté listo para decir esta palabra, se repetirá múltiples veces, haciéndola así parte integrante de su lengua.
En la aproximación musical del Dr. Suzuki los niños procederán del mismo modo con las piezas que aprenden. Estas serán oídas y tocadas repetidamente con el fin de permitir la integración de su ritmo y melodía, así como las dificultades técnicas de estas para el niño.

El profesor.

El profesor forma parte del entorno del aprendizaje y debe tener una actitud de amor, de apoyo y de motivación hacia el niño.
A este efecto es necesario que él haya entendido perfectamente que el “Método Suzuki” no es un simple método del que se compran los libros para seguir la enseñanza de algunas piezas como con cualquier otro método tradicional. Desgraciadamente este tipo de actitud se encuentra a menudo en cada país donde aparece como nuevo el Método Suzuki por culpa de la falta de información sobre su filosofía, su funcionamiento y su aplicación.
Asi, es corriente oír hablar de clases “Suzuki” donde se estudia cada pieza sin saber que se debe escuchar la grabación correspondiente; donde las clases dadas no se dan en grupo sino solamente en clases individuales sin tener en cuenta la importancia y necesidad coexistente de las dos; donde se evita tal o tal pieza sin darse cuenta de que se quita mucha eficacia a una progresión larga y minuciosamente pensada y probada; donde se ejerce una presión sobre el niño para que aprenda rápidamente las piezas con vistas a llegar a un nivel preciso en un momento preciso.
Tocar correctamente un instrumento y amar a los niños no es suficiente para ser un buen profesor Suzuki. La incapacidad de un profesor para enseñar puede llevar consigo presiones sobre el niño así como desalientos y frustraciones.
No se debe calificar demasiado pronto a un niño de dotado o no dotado. Esta falta de comprensión del material técnico y psicológico necesario por parte del profesor, en el caso de ser persistente, puede conducir hasta terminar por generar una explicable aversión en el niño.
Es preciso insistir en que enseñar a niños requiere métodos a menudo muy diferentes a la manera en que el mismo profesor fue enseñado.
Los libros del método no dan ninguna indicación sobre la manera de enseñar; se da por supuesta la necesidad de una formación, impartida por especialistas en el método.
Los profesores del método Suzuki acuden regularmente a seminarios, lugares de intercambios y de nuevas ideas. Es una de las condiciones esenciales que les permite hacer evolucionar una enseñanza que pretende contribuir al desarrollo de los niños.
Cada profesor deberá tomar sus responsabilidades en cuanto a una formación en profundidad y de acuerdo con este tipo de enseñanza. Del mismo modo se da por supuesto que deberá haber asimilado la filosofía y el alcance humano así como las técnicas pedagógicas nuevas y precisas.

Sensibilidad y experiencia emocional.

El objetivo de todo arte es la expresión de una cierta sensibilidad que se traduce bajo diversas formas.
A lo largo de su estudio, el niño entra en contacto con sus modelos musicales, al principio simples y luego cada vez más elaborados exigiéndole un desarrollo y un dominio de la expresión de su sensibilidad, llegando hasta su más alto nivel.
Por ello el adiestramiento de su experiencia emocional regulada a través de la interpretación en grupo, en los conciertos y los pequeños recitales, estimularán mucho la sensibilidad del niño y le darán buen número de ocasiones de conocerla, de desarrollarla y de dominarla.
A esto aspira el ser humano cada vez que intenta hacer o crear algo bello y bueno. Con la ayuda del “Método Suzuki” se pretende hacer nacer y desarrollar estas cualidades humanas y musicales.
TOMADO DE: 
https://www.deviolines.com/el-metodo-suzuki/ 


jueves, 6 de julio de 2017

REPERTORIO SUZUKI


Recomendamos la lectura de la información sobre la metodología Suzuki y los artículos de la entradas anteriores para comprender mas a fondo el trabajo de implementación que iniciaremos el próximo año lectivo.

Enlace para escuchar el repertorio Suzuki.

viernes, 30 de junio de 2017

VENTAJAS DEL METODO SUZUKI

Ventajas del Método Suzuki.

Aunque el planteamiento pedagógico de Suzuki es aplicable a otras materias, en la música es especialmente significativo, puesto que la práctica de un instrumento y, especialmente, su aprendizaje a través de la metodología Suzuki, desarrolla y fomenta cualidades y sensibilidades especiales:
Cultiva el desarrollo del oído lo cual es útil para la formación musical del niño pero también para el resto de su formación intelectual; citando a Suzuki: “un niño que oye mucho y bien, que sabe escuchar y discriminar distintos sonidos y tonos, capta mejor los mensajes en la escuela, aprende con más facilidad y llegará a dominar su idioma y cualquier otro idioma antes que los niños no educados musicalmente”.
Desarrolla el sentido del ritmo, lo que incide en la formación física y motora del niño, proporcionándole un mejor sentido del equilibrio, de la lateralidad y de la motricidad. El empleo consciente del propio cuerpo y de sus diferentes segmentos como principal elemento de la práctica instrumental mejora la propiocepción y aporta hábitos posturales saludables útiles en cualquier actividad o situación de la vida cotidiana.
Según Stefen Koelsch, neuropsicólogo y catedrático de Psicología Musical de la Universidad libre de Berlín: “Los niños a los que se les estimula el lenguaje musical aprenden más rápido los procesos del lenguaje, los matices, la sintaxis y la habilidad de escucha, y tienen menos problemas de dislexia. El cerebro infantil no distingue entre música y lenguaje”.
Desarrolla en el niño la disciplina, la constancia, y la valoración del esfuerzo para conseguir las metas.
La práctica en grupo realizada en las clases colectivas de Suzuki fomenta la interacción social, las relaciones humanas, el intercambio respetuoso de ideas y la práctica de la música en un entorno más lúdico y distendido, desarrollando las habilidades sociales y emocionales del niño, la empatía y el respeto a uno mismo y a los demás, mientras que la clase individual afianza la propia personalidad del niño y permite atender mejor a su evolución interior y a su ritmo de aprendizaje.
Como expresión artística que es, la música desarrolla la imaginación, la creatividad y la individualidad de cada niño y, paralelamente, la peculiar codificación de su lenguaje aumenta la capacidad matemática y de comprensión de conceptos abstractos.
La metodología Suzuki concede especial importancia a la formación de la personalidad del individuo, creando un entorno pedagógico que afianza en el niño la seguridad en sí mismo, la motivación interna, la autoconfianza y, en definitiva, la autoestima, esencial en todas las facetas de su vida.
Las directrices del método Suzuki favorecen especialmente la observación consciente, la atención, la concentración, el desarrollo de la memoria próxima y remota, la capacidad de evocación, la agilidad mental y la capacidad de reacción, la disciplina, los buenos hábitos de estudio y un sentido crítico constructivo.
Al iniciarse la enseñanza musical en una edad tan temprana y con el sistema adecuado, el niño llega a incorporar a sus capacidades el lenguaje musical como algo innato y como un idioma propio, exento de dificultad. Esta asimilación es beneficiosa en sí misma y se torna crucial en el caso de que el niño llegue en el futuro a hacer de la música su profesión: los alumnos Suzuki comprenden el lenguaje musical de manera inmediata, como su propio idioma, sin ser conscientes del proceso mental de descodificación, lo que les otorga una ventaja cuantitativa y cualitativa respecto a otros estudiantes y profesionales de la música.
Estas habilidades se transfieren automáticamente a todos los aspectos intelectuales, sensoriales y motrices del niño.

jueves, 8 de junio de 2017

Los bébes que escuchan música reconocen mejor el lenguaje

Un estudio sugiere que experimentando los ritmos de las melodías se pueden detectar y hacer predicciones sobre los patrones del habla


Ponemos música a nuestro futuro hijo mientras permanece en el vientre porque, según la ciencia, es bueno. También hay niños que desde muy pequeños viven rodeados de música durante todo el día: en la escuela, en el coche, en casa, y otros que, tras adquirir el hábito, con apretar simplemente el play se mueven de un lado a otro, intentando llevar el ritmo. Pero no solo se divierten y se estimulan. Una nueva investigación concluye que escuchar música a los nueve meses de edad ayuda al bebé a procesar mejor las notas musicales y el lenguaje. Pero no solo canciones infantiles, cualquier música vale, así que let's rocks, baby! El estudio, elaborado en la Universidad de Washington (Seattle) y publicado en The Proceedings of the National Academy Sciences, es “el primero que sugiere que a través de experimentar los ritmos de la melodía se puede detectar y hacer predicciones sobre los patrones del lenguaje”, aseguran los autores en un comunicado. “Esto significa que tener un contacto temprano con la música puede tener un efecto global en las capacidades cognitivas del niño”, añaden.

El bebé reconoce el mundo que le rodea

Un bebé de nueve meses se estimula con todo lo que le rodea: la luz, las sensaciones, los sonidos y estos cambian de forma constante. Y su trabajo es descubrir, es reconocer los cambios y predecir lo que va a venir después. “Predecir los patrones es una habilidad cognitiva fundamental y mejorarla desde edad muy temprana puede tener efectos positivos a largo plazo”, agregan los autores. Según explican, la música y el lenguaje tienen patrones muy marcados. Las sílabas son el ritmo del habla y son fundamentales para entender lo que estamos escuchando.
El estudio contó con un total de 39 bebés, 20 de ellos acudieron a sesiones de música de 12 a 15 minutos de duración con sus padres durante un mes. A cada sesión iban dos o tres bebés juntos. Los otros 19 solo jugaban, sin música, en las sesiones. Este era el grupo control. La música elegida fue un vals, “ya que es relativamente difícil para que los bebés lo aprendan”.
A la semana, las familias volvieron al laboratorio para evaluar las respuestas cerebrales (mediante resonancias magnéticas). Midieron tanto el tiempo como la actividad cerebral. El análisis se centró en el córtex auditivo y la corteza prefrontal, ya que son las áreas encargadas de manejar la atención y detección de patrones. Los bebés que escucharon música tuvieron reacciones más rotundas y fuertes en ambas áreas cerebrales, comparado con el grupo de pequeños que solo jugó.


Estudios anteriores ya hablaban de los beneficios de la música, por ejemplo, que puede ayudar a tratar los trastornos del espectro autista (TEA) y los trastornos por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) en niños, así lo concluye la Sociedad Norteamericana de Radiología (RSNA, por sus siglas en inglés). Según los autores, que los pequeños reciban clases de música incrementa y crea nuevas conexiones cerebrales y “puede facilitar los tratamientos en niños con estos trastornos”. “Ya se sabía que la música era muy beneficiosa, pero este estudio ofrece un mejor entendimiento sobre qué está ocurriendo en el cerebro y dónde se producen estos cambios”, aseguró Pilar Dies-Suárez, jefa de radiología en el Hospital Infantil de México Federico Gómez, autora del mismo. "Experimentar la música a una edad temprana puede contribuir a un mejor desarrollo del cerebro, a la optimización de la creación y establecimiento de redes neuronales y a la estimulación de las vías existentes del cerebro”, añadió la experta.
Por todo esto, los autores de la actual investigación critican que en EE UU los colegios hayan disminuido las horas de clases de música, “alegando que son muy caras”. “Esta investigación les recuerda que sus efectos van más allá de la propia música. Esta actividad puede tener efectos positivos en las habilidades cognitivas que le ofrecen al pequeño, una habilidad mejor para detectar, esperar y reaccionar a los patrones que le muestra el mundo, y el mundo de hoy es muy complejo”, concluyen. Y esto no pasa solo en Estados Unidos. Desde hace varios años, las escuelas de música y los colegios han hecho que esta actividad agonice en España donde estas han visto cómo ha disminuido el número de alumnos de sus aulas, las ayudas para impartirla han descendido y muchos centros están cerrando en toda la geografía. Algunas veces, habría que valorar no solo el dinero, sino el beneficio.

Cómo influye la música en el cerebro, la educación y la vida

¿Por qué vibramos con la música? ¿Por qué hay melodías capaces de unir a la gente? ¿Por que habría que enseñar música a todos los niños?


Según Pablo García Castillo, decano de la facultad de Filosofía de la Universidad de Salamanca, filosofía y música “tienen un origen común, en cuanto significaban búsqueda de la verdad, aunque una, la música, es una búsqueda que arranca del deseo irracional del ánimo, que encuentra en la armonía su perfecto equilibrio, mientras la otra, la filosofía, es una búsqueda que realiza la inteligencia y se traduce en una vida prudente. Ambas buscan el equilibrio, ambas tienden a la justicia“(1).

La música, como materia académica, ha ido quedando, en el mejor de los casos, relegada a que los niños toquen (con mayor o menor habilidad) “Mi tío” o “El romance del conde Olinos” a la flauta. El aprendizaje de la música queda entonces marginado a las clases extraescolares de quien pueda permitírselas, a los estudios de Conservatorio o al afán autodidacta de los interesados. Pero la música es mucho más.
Aunque tradicionalmente se engloba dentro de las artes, la música engloba filosofía, matemáticas, psicología, neurología y la forma misma en que las personas sienten, expresan y viven sus vidas. Las formas musicales están asociadas al hombre desde su aparición como tal sobre la faz de la Tierra, y desde ese mismo momento nos ha acompañado en la celebración de la vida, en los duelos, en rituales y ceremonias, cuando amamos y cuando sufrimos, nos acompaña en nuestra soledad y nos hace sentir parte de un grupo humano.

La música y el cerebro

Según en neurólogo y neurocientífico argentino Facundo Manes, una de las teorías que apuntan al por qué del comienzo de la música estaría en que el ritmo nos hace movernos juntos, bailar juntos, y de alguna manera eso supondría un beneficio evolutivo al hacernos actuar de forma más altruista y unida. Manes explica también que la música es uno de los elementos más placenteros de la vida, y se desarrolla en un circuito cerebral que gestiona las respuestas físicas ante estímulos emocionales.
Hablamos realmente de placer físico, además de emocional. Según el neurocientífico Robert Zatorre, la música estimula la liberación de dopamina directamente desde las zonas del cerebro asociadas a la generación del placer. La reacción que produce se percibe fisicamente como un escalofrío o una conmoción. Al mismo tiempo, el cerebro almacena en un archivo todas las melodías que conoce, y eso le permite desarrollar también la capacidad de anticipar acciones.
Aunque ambos hemisferios cerebrales son complementarios, hay algunas funciones que se gestionan específicamente por uno de ellos. Así, en el hemisferio derecho encontramos la integración de las funciones asociadas a los sentimientos, las sensaciones y las habilidades artísticas. Es el responsable de informarnos de nuestra orientación espacial y de cómo percibimos los colores, las formas y los lugares. Es, en definitiva, el integrador de las distintas informaciones que recibe a través de sentidos y emociones, englobándolos en una sola cosa. Por su parte, el hemisferio izquierdo gestiona el habla, la escritura, la lógica, las matemáticas y la numeración. Lo interesante es que la música se procesa en ambos hemisferios, y se vincula tanto a lo artístico como a la capacidad integradora, al desarrollo del habla y a las matemáticas, entre otras cosas.

Se ha demostrado que los bebés son capaces de responder antes a determinadas melodías que a la voz de sus padres. La razón podría estar en que la música permite establecer una comunicación más emocional que la meramente semántica, justamente por su capacidad para activar simultáneamente distintas áreas del cerebro. La música puede transmitir emociones de forma mucho más eficaz que las palabras. El sistema límbico, responsable de las emociones, está fuertemente vinculado a las áreas del cerebro donde se reconocen el ritmo y la melodía.
Petri Laukka es un especialista en psicología musical de la Universidad de Estocolmo. Para él y sus colegas es un misterio cómo, a pesar de que todo el mundo evita las cosas tristes, existe cierto disfrute en escuchar música triste, porque aunque es un sentimiento que nos produce dolor, a través de la música el sentimiento no se asocia a un dolor real y traumático, sino que de alguna manera potencia los sentimientos positivos de las personas. La conclusión de los investigadores en este caso es que cuando escuchamos música triste lo hacemos para sentirnos mejor (2).

No deja de ser significativo de la importancia de la música que sea el área del cerebro donde se alojan los recuerdos musicales, la menos dañada por la el Alzheimer, según estudios del Instituto Max Planck de Neurociencia y Cognición Humana. Las canciones que emocionaron a los enfermos en otros tiempos se siguen recordando aunque la persona no sea capaz de reconocer a sus hijos o de recordar su nombre. Según los científicos eso se debe a que los recuerdos más perdurables son los que vivimos relacionados con una emoción intensa, y ese papel lo cumple a la perfección la música.
Pero la cosa llega mucho más allá. El cerebro de los músicos es diferente (3). La materia gris en las áreas auditivas, motoras y de visión espacial es mucho mayor en tamaño y cantidad en los músicos que en el resto de la gente. De hecho después de pasar más de 20 años estudiando las imágenes de resonancia magnética del cerebro en distintas profesiones, los científicos quizá no podrían diferenciar el cerebro de un matemático del de un escritor, pero el cerebro de los músicos es inconfundible. Además de un aumento en las áreas mencionadas, la memoria musical y la verbal también es más potente. Y ni siquiera es necesario que se trate de profesionales de la música, el cambio ya es evidente en las personas que han recibido algún tipo de formación musical durante su infancia o juventud.

Básicamente la formación musical reorganiza el cerebro y multiplica las interconexiones neuronales entre áreas diferentes del cerebro. Hasta tal punto es así que los científicos empiezan a pensar que el virtuosismo y la genialidad es fruto de una exposición temprana a la música, y no necesariamente algo innato. Evidentemente se puede nacer con predisposición, pero el papel del aprendizaje musical en la modificación del cerebro empezaría a verse como algo mucho más relevante de lo que hasta ahora se pensaba.
De alguna manera la música actúa como unificadora y armonizadora, ya sea entre los dos hemisferios o como vínculo entre las distintas áreas cerebrales, pero también es capaz de vincular entre sí el cerebro de otras personas. Investigaciones del Instituto Max Planck (4) han descubierto que cuando varios músicos ejecutan una pieza musical el conjunto, sus cerebros se sincronizan entre sí, creando una especie de red de cerebros, aparte de las propias redes interneuronales que generan en sí cada uno de los intérpretes.
Publicado en: http://www.teknlife.com


lunes, 15 de mayo de 2017

CASAS ABIERTAS.

FELICITACIONES A TODOS!!!!

QUIERO FELICITAR EL TRABAJO DE TODOS MIS ESTUDIANTES DE 5TO Y 6TO AÑO QUE PRESENTARON UN EXCELENTE TRABAJO EN SUS CASAS ABIERTAS.
 ESTE ÚLTIMO BLOQUE VAMOS A TRABAJAR CON LA MISMA ENERGÍA PARA TERMINAR UN AÑO MÁS DE ÉXITOS.
FELICITACIONES!!!

EN ESTOS DIAS ESTAREMOS SUBIENDO IMAGENES DE NUESTRO TRABAJO EN PROYECTOS.